En el nombre del Padre…
«Me conocen en todo el mundo como un santo que ha sembrado a manos llenas mucha felicidad. Así, como ha escrito alguno que me conocía muy bien, he convertido la alegría cristiana en el undécimo mandamiento. No hay trabajo posible sin alegría”
1. Escucho:
Algo característico del estilo de vida de Don Bosco es que puso corazón alegre a todo lo que hacía. Don Bosco es el santo de la alegría.
¿Eso quiere decir que solo se dedicaba a hacer fiestas y juegos con sus chicos? Ni mucho menos. Para Don Bosco ser feliz consistía en realizar con responsabilidad en cada momento lo que se tenía que hacer.
Juan siempre estaba alegre, a pesar de las fatigas y dificultades que lo asediaban cada día, ya que la confianza ilimitada que tenía en Dios le quitaba preocupaciones. La alegría que mostraba era verdadera porque surgía como resultado de estar en paz consigo mismo y con Dios. Asimismo, esta alegría que nacía del corazón era camino hacia la santidad.
Él Repetía con insistencia a sus muchachos: «¡Mi mayor satisfacción es veros alegres!»
¿Por qué tener un corazón alegre? Don Bosco nos lo explica en este canto: aquí
Hoy, más que nunca, estamos llamados a vivir la santidad de la alegría como el Papa Francisco nos recuerda: «El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor» (GE, 122)
2. Reflexiono y comparto:
¿Eres una persona de corazón pesimista u optimista?
¿Qué puedes hacer para contagiar el mundo de alegría?
3. Rezo:
Señor, Tú hiciste de San Juan Bosco un gran maestro y educador.
Te pedimos que, como a él, nos des ilusión por aprender, responsabilidad para hacer bien las cosas de cada día, amabilidad y alegría para compartir
y que también nos ayudes descubrir en nuestra vida a Jesús y a María, nuestra Auxiliadora.
Asimismo, te pedimos que nos animes a tener un corazón alegre y a que nuestra sonrisa sea siempre sincera.
María Auxiliadora de los cristianos…
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